Como sabéis ayer se celebró la jornada Abordando la violencia de género desde la perspectiva del vínculo de apego con las ponencias de la Dra. Yolanda Alonso, Agresiones, psicopatología y otras catalogaciones, la Dra. Yolanda Fontanil Gómez, La cultura del abuso sexual por hombres conocidos: implicaciones para la intervención psicológica y D. Esteban Ezama Coto, Trabajando para mujeres maltratadas y sus hijas e hijos.

A continuación, se presenta un resumen de la 1ª ponencia, y en los posts posteriores, aparecerán la 2ª y 3ª por orden de exposición.

Dra. Yolanda Alonso, Agresiones, psicopatología y otras catalogaciones.

Comenzamos deconstruyendo las tipologías de los agresores, teniendo en cuenta que las tipologías – en psicología – deberían servir para hacer de guías del tratamiento, y no sólo para ordenar (en contra de la utilidad de las tipologías en el modelo médico).

Las tipologías dentro del ámbito de la violencia machista son:

  • Machista o misógino.
  • Emocionalmente inestable.
  • Adicto.
  • Persona que disfruta dañando (alguien malo).

Los datos muestran que sólo 1 de cada 5 hombres tienen un diagnóstico, aunque casi la mitad lo ha tenido en algún momento. Y todos tienen rasgos psicopatológicos.

Las psicopatologías más frecuentes entre los maltratadores son:

  • Alcohol.
  • Trastornos del control de los impulsos.
  • Trastornos de la personalidad: antisocial, borderline, paranoide, narcisista.

Bien, estas categorías están hechas de palabras que resumen modos de hacer las cosas, es decir, comportamientos que hemos observado. Lo que clasifican son formas preferidas de hacer las cosas. De ahí que lleven a determinados problemas, por ejemplo, no sirven para explicar, sólo describen; nos envuelven en razonamientos circulares; pueden ser útiles para hacer predicciones estadísticas pero son muy poco útiles para orientar el tratamiento. Sabemos que a una persona que tiene alucinaciones la clasificaremos como esquizofrénico. Cuando nos pregunte:

– Usted que es mi psicólogo, ¿me puede decir por qué tengo alucinaciones?
– Pues porque es esquizofrénico.
– Y, ¿por qué soy esquizofrénico?
– Pues porque tiene alucinaciones.

¿Qué podemos hacer para ser honestos con las personas con las que trabajamos? Podemos apoyarnos en la Teoría del Vínculo de Apego de Bowlby en nuestra búsqueda de alternativas. El terreno que funciona mal es el de las emociones en la relación al otro, existe un fallo en la regulación de los afectos. La persona cuidadora principal de un niño/a actúa como moduladora/reguladora de los afectos negativos. Si esta función se realiza bien, si se construye un vínculo seguro, se consiguen 2 cosas: a) con el paso del tiempo, consigues hacerlo por ti mismo y b) cuando seas mayor elegirás compañeros que te cuiden como tú esperas. Pero, ¿qué ocurre si va mal?: a) no se aprende a regular los afectos negativos, b) se tiene más miedo a la separación y al rechazo, c) hay hipervigilancia en las relaciones, d) se ven más señales de amenaza en la separación, e) se intenta controlar a la figura de apego.

¿Qué ocurre en el apego de adultos?
Los iguales asumen paulatinamente la función de los padres, sobre todo la pareja. Las conductas de apego regulan la proximidad con el objeto de conseguir un sentimiento de seguridad. Las personas con un estilo de apego preocupado, caracterizado por un bajo concepto de la valía de uno mismo y un alto concepto de la valía de los otros, necesitan a los otros para valorarse, además, dependen de los otros para su regulación emocional, se trata de personas preocupadas por la proximidad, cuando ésta debería sobreentenderse. Este tipo de apego es el que más relacionado está, estadísticamente, con la violencia, se trata de personas hipervigilantes. La reacción violenta puede ser (perversamente) eficaz para algunos hombres, ya que – entre otras cosas- fuerza la proximidad.

¿Qué se puede hacer? Detectar en las parejas en formación la búsqueda de señales de este tipo (por ejemplo, la búsqueda excesiva de proximidad e intimidad).

¿Por qué aguantan este tipo de situaciones, durante años, mujeres que – en principio – parece que están preparadas? Pues, entre otras cosas, por un sentido de la responsabilidad excesivo y por una extraña capacidad para no darle importancia. ¿Qué ocurre para que, en un momento dado, esa mujer rompa? Pues, en general, parece ser que – por las razones que sean – esa mujer descarta la posibilidad de que las cosas mejoren.

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